¿Negocia usted con morosos?

182x1000182x1000

¿Negocia usted con morosos?

El incremento de la morosidad que viene experimentándose en los últimos años es, sin lugar a duda, una de las consecuencias más devastadoras de la difícil coyuntura que atravesamos. Los efectos de la crisis económica se han traducido en un aumento de impagos, retrasos y prórrogas en la liquidación de facturas vencidas que está afectando a todos los sectores, perjudicando de un modo especial a las pequeñas y medianas empresas que funcionan con gran dependencia al crédito a corto plazo, y con unas limitaciones de tesorería que hacen especialmente complicada su actividad en el contexto actual. No en vano, son muchas las que pese a tener trabajo, han tenido que cerrar por falta de liquidez debido al impago de aquellos con quienes contrataron.

Las relaciones comerciales se basan necesariamente en la confianza. Cumplir lo pactado, no defraudar la confianza depositada es, en definitiva, lo que se espera de las partes en un trato o negocio cualquiera. No es de extrañar, por tanto, que una conocida marca hiciera de esta máxima su eslogan publicitario: "Del Caserío me fío".

Por desgracia, hoy en día no todos son de fiar, circunstancia que ha propiciado se generalice un clima de desconfianza que en nada favorece el tráfico comercial.

El Gobierno consciente de esta problemática impulsó una serie de medidas en aras a paliar la imperante morosidad en las operaciones comerciales. Una de las principales modificaciones abordadas fue la reducción de los plazos de pago en las contraprestaciones de las operaciones comerciales realizadas entre empresas, las realizadas entre empresas y la Administración, así como aquellas operaciones de pago que se realicen entre los contratistas principales y sus proveedores o subcontratistas.

Por otra parte, se introdujeron también modificaciones en el procedimiento monitorio para agilizar la reclamación por vía judicial de las cantidades adeudadas a empresarios y profesionales.

No obstante, en un país de morosidad tan elevada como el nuestro, el cobro de deudas sigue siendo una tarea ardua y complicada dado que frecuentemente nos encontramos con la desagradable sorpresa de que resulta ser insolvente el deudor al que se reclama.

Ante este incierto panorama es importante saber que, antes de iniciar una negociación, puede ser aconsejable recabar información de la parte contratante acerca de su patrimonio, liquidez, ingresos, reclamaciones judiciales pendientes, deudas impagadas, etc. Qué duda cabe que dicha información será de gran valor para garantizar un intercambio comercial en condiciones de seguridad y solvencia.

Otra posible alternativa es la formalización de un buen contrato que incluya garantías adicionales en el supuesto de que incumpla quien tiene que pagar.

En todo caso, ante la duda, bueno será que se asesore debidamente, para lo que ponemos a su disposición expertos abogados en derecho civil en nuestro despacho de Valencia. No olvide que en estos casos "más vale prevenir que curar".