Las notificaciones tributarias son fundamentales en el procedimiento tributario. Ello, porque permiten acreditar la recepción del acto que se pretendió notificar. Además, abren los plazos de recurso frente al mismo. Sin embargo, puede pasar que el contribuyente no reconozca la firma que figura en el acuse de recibo de una notificación. Y se pregunte qué puede hacer en esos casos, para demostrar que la notificación nunca llegó a su conocimiento.
Estamos ante una cuestión de suma importancia. Y es que no se trata simplemente de que la firma del contribuyente haya sido falsificada por otra persona (el cartero, el agente tributario), para que la notificación se considere bien practicada. El gran problema en estos casos es que, además, el contribuyente se ve privado de la posibilidad de recurrir. Ello, porque nunca tuvo conocimiento real de la notificación, ni pudo oponerse a la misma en plazo.
José María Salcedo, socio del despacho, analiza en este vídeo una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias que muestra la vía que deben seguir los contribuyentes para oponerse a este tipo de notificaciones en las que se ha falsificado su firma.